A mediados del siglo XVIII, los emigrantes irlandeses empiezan a llegar a América del Norte.
Con ellos llegan su cultura, su folclore, sus tradiciones, su noche de Samhain. Siguiendo los orígenes celtas de esta fiesta los europeos comenzaron a sustituir el nabo por las calabazas, de origen mesoamericano, mucho más grandes y fáciles de ahuecar.
En un primer momento la fiesta sufre una fuerte represión por parte de las autoridades de Nueva Inglaterra, de arraigada tradición luterana.
Pero a finales del siglo XIX, los Estados Unidos reciben una nueva oleada de inmigrantes de origen céltico.
La fiesta irlandesa entonces, se mezcla con otras creencias indias. En esta secuela colonial, nace Halloween que incluye entre sus tradiciones, la conocida leyenda de Jack el irlandés. Sólo quedaba bautizar a la calabaza como “El candil de Jack”, es decir, “Jack el que vive en la lámpara” o, como se conoce actualmente, “Jack O’Lantern”.
Esta leyenda tiene su origen en un irlandés taciturno y pendenciero llamado Jack, quien una noche de 31 de Octubre se tropezó on el mismísimo diablo. Desde
entonces comenzó a extenderse la leyenda negra de Jack-o-lantern y a
emplearse las calabazas convertidas en el tenebroso candil de este
siniestro personaje.